domingo, 24 de enero de 2010

Capitan Lemuel.

Hola, soy el Capital Lemuel, medico por necesidad y navegante por conveniencia. Desde que alguien decidió escribir la historia de mi vida es como si todos hubieran olvidado que tengo un nombre. Lemuel es mi nombre. Todos me recuerdan por mi apellido. Estoy harto de que me llamen por mi apellido, así que ni siquiera lo mencionare. Durante años pensé que estaba completamente loco, hasta que Jonathan decidió que mi vida era interesante y sin mi permiso escribió un libro que cuenta con lujo de detalles todas las alucinaciones que tuve mar adentro. De alguna manera sus lectores encontraron la forma de dar conmigo. Me envían cantidad de cartas diciendo que gracias a mi historia encontraron Lilliput, que viviendo en Inglaterra sus vidas siempre fueron anónimas y que ahora son gigantes, que tienen el mundo en sus manos. Dicen que no entiende como puedo vivir siendo un hombre normal después de haber sido una maravilla caminante. Lo más sorprendente es que otros me escriben diciendo que nunca antes habían escuchado mencionar la tierra de Brobdingnag y sin embargo conocían perfectamente la sensación de ser un enano en tierra de gigantes. Todo esto me ha hecho reflexionar un poco. Parece que después de todo no estoy tan loco

sábado, 16 de enero de 2010

La vida debería ser al revés.

Se debería empezar muriendo y así ese trauma está superado. Luego te despiertas en una residencia mejorando día a día. Después te echan de la residencia porque estás muy joven y lo primero que haces es cobrar tu pensión. Luego en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro. Trabajas 40 años hasta que seas bastante joven como para disfrutar del retiro de la vida laboral. Entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo y te preparas para empezar a estudiar. Luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos, sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé. Y los últimos 9 meses te pasas flotando tranquilo. Con calefacción central, servicio a la habitación, etc...Y al final abandonas este mundo en un orgasmo.

Autor: Joaquín Salvador Lavado (Quino), Argentina

Explosión

Como era bien sabido que no podían estar juntos y mucho menos separados una vez mas habían decidido iniciar de cero. Ambos sabían que no lo lograrían. Después de un largo rato, ambos mareados y tumbados en el suelo lo vieron todo con mucha claridad.

Con una sonrisa en los labios amarro los cartuchos a su pecho y ella lo abrazo. Ambos pulsaron el botón al mismo tiempo y el ruido rompió los cristales, la luz ilumino los cielos, ambos flotaron en todas direcciones.

Ahora nada puede separarlos. Ahora ambos flotan libres con el viento.

martes, 5 de enero de 2010

Tres días después Parte III

Elena y Juanma ya tenían todo preparado. Cerca de la media noche, cuando los hombres del Licenciado bajen la guardia, Elena, con maleta en mano, bajara por las escaleras de emergencia y tomara un taxi que la dejara en la casa de verano, donde Juanma le estará esperando para pasar juntos su última noche en el país.

Al tercer día, el sol decido que no debía salir tan temprano y el Licenciado, contrario a su costumbre, se quedo en cama hasta tarde. Cuando por fin despertó, encontró junto a su almohada una nota de su esposa: Salí de compras, regreso en la tarde. La leyó con nostalgia y se quedo acostado mirando fijamente el teléfono que estaba en la mesa de noche, después de unos segundos lo tomo para llamar a Juanma, este le contesto de forma natural, no se inmuto por el hecho de que esta noche, traicionaría a alguien que había depositado toda su confianza en el. Hablaron unos minutos y la habitual conversación terminó con un “te quiero hijo”, departe del Licenciado.
Las horas pasan y el Licenciado se mantiene ausente todo el día, sus hombres tienen la impresión de que algo le perturba, pero nadie le pregunta nada. Todos saben que admitir que tiene un problema tan grande como para no poder encargarse de sus negocios es una señal de debilidad que el jamás se permitirá mostrar. Cuando llegue al negocio principal pasara directo a su despacho, lugar en que generalmente se retira a tomar las decisiones importantes. Tomara asiento en su sillón ejecutivo acompañado por una botella de vino, un habano y su teléfono celular, enviara un mensaje, se servirá un trago y se sentara a esperar respuesta.

Ya son cerca de las dos de la mañana. El camino hacia la casa de verano es considerablemente largo. El taxista aun no ha llegado y ya esta arrepentido de haber tomado aquel pasajero ¿A quien se le ocurre montar a estas horas a una mujer que esta sola en medio de la carretera con una maleta en mano la mano?

Elena, sentada en el asiento trasero, esta al borde de un ataque de nervios, pues no se ha comunicado con Juanma desde hace tres días. Se pregunta que será de ella si le ha pasado algo. Habían sido cautelosos pero el Licenciado siempre esta bien informado. Solo se escuchó el ruido del motor en la carretera hasta que de repente el sonido del teléfono rompió el silencio. Del otro lado Juanma por fin envía señales de vida. Estaba bien, esperándola tras la puerta en la casa de verano. Al saber esto la mente de Elena queda libre de toda duda, mañana será el mejor día de su vida. Al llegar al lugar indicado le pasa al malhumorado taxista la suma acordada, baja de auto y lo ve alejarse a toda velocidad. Camina despacio hasta la puerta y se detiene a pensar un segundo en todo lo que ha pasado en la vida que esta a punto de dejar atrás. Suspira profundo y aprieta la cerradura que la llevara a una vida nueva.

El taxista que solo había recorrido unos trescientos metros escucha un terrible estruendo que sacude el auto que va conduciendo. La carretera, que hace un segundo se presentaba como una gran penumbra frente a el, ahora se puede ver con toda claridad, algo ha iluminado la noche oscura. Al mirar por el retrovisor se da cuenta que a su espalda aun se ve un resplandor. Parece que ha habido una explosión.

A unos cien kilómetros del lugar, el Licenciado sigue sentado en el mismo sillón. Su paz se ve interrumpida por el sonido del teléfono que vibra junto a dos botellas de vino completamente vacías. Es un mensaje de texto. Solo dice “El trabajo esta completo”. Al mirar esto se sirve la última copa y enciende el habano. Toma una profunda bocanada y la exhala despacio. Se reclina a ver como se aleja el humo en la noche más triste de su vida. Había perdido a la mujer que amaba y al hijo que nunca tuvo en un trágico accidente con el gas en su casa de verano

domingo, 3 de enero de 2010

Elena. Parte II

Elena era el tipo de mujer que aun sin quererlo incitaba al pecado. Su piel morena, perfecta figura y ojos color miel, la hacían sumamente irresistible. Aun sin quererlo, estas cualidades le ayudaban a obtener las cosas que necesitaba; de algún modo esto siempre le incomodo porque no importaba cuanto se esforzara por obtener algo, la gente siempre terminaba pensado que se había acostado con alguien para conseguirlo. Nada más alejado de la realidad. Se pueden contar con los dedos de una mano el número de hombre que llegaron a conocerla a fondo. Los amó a todos en su momento. Para su desgracia El Licenciado era la excepción. Aunque vivían juntos como marido y mujer nunca tuvieron una relación amorosa. El solo quería acostarse con ella y ella termino aceptándolo por la presión de sus padres y la esperanza de algún día llegar a quererlo. Después de años de matrimonio se hicieron evidentes sus infidelidades y aunque más de una vez calentó el agua que le tiraría encima una mientras estuviera dormido, siempre terminaba apagando la estufa entre lágrimas. Cada día tenia que hacer el papel de esposa fiel sin importar lo mucho que lo odiara; sabia que estaba casada con un tipo muy peligroso. Solo le reconfortaba la ilusión de que el día menos pensado saldría del lujoso agujero que llamaba casa y partiría hacia un lugar en el que no pudiera alcanzarla su esposo. Tan decidida estaba que guardaba en el desván una pequeña maleta con lo esencial para iniciar una nueva vida.

Todo transcurría en la más sumisa de las resignaciones hasta que sin darse cuenta empezó a verse a escondidas con la mano derecha de su esposo, un joven audaz que se había ganado el cariño y la confianza del Licenciado por su aparente honestidad e increíble habilidad en los juegos. Según su esposo esta combinación era poco común y no podía permitir que un diamante en bruto como este se le fuera de las manos. Era esa la razón por la que siempre lo mantenía cerca, rondaba la casa como fuese suya y en ocasiones se lo iba de vacaciones a la casa de verano con el resto de la familia.

Nunca supieron explicar como inicio todo. Una tarde a solas, whisky con hielo, mucha amargura acumulada y belleza segadora: no es dificil de deducir. Inicio como un error y siguió creciendo hasta que se convirtió en lo único en que ambos pensaban. Tenían que hacer algo rápido, Juanma había empezado a perder en las apuestas y Ella ya no podía acostarse con el Licenciado, quien al verla mas reluciente que nunca revivió la atracción que sintió al conocerla.

En este punto, la vida en la ciudad se había hecho muy pesada y peligrosa así que decidieron cumplir juntos los sueños de Elena. En tres días saldría del país; el llevaría todo el dinero que había guardado, ella sacaría la maleta del desván y ambos saldrían del país sin mirar a tras. Un plan arriesgado que intentaron llevar a cabo. En tres días sabrían si los sueños se hacen realidad…