martes, 5 de enero de 2010

Tres días después Parte III

Elena y Juanma ya tenían todo preparado. Cerca de la media noche, cuando los hombres del Licenciado bajen la guardia, Elena, con maleta en mano, bajara por las escaleras de emergencia y tomara un taxi que la dejara en la casa de verano, donde Juanma le estará esperando para pasar juntos su última noche en el país.

Al tercer día, el sol decido que no debía salir tan temprano y el Licenciado, contrario a su costumbre, se quedo en cama hasta tarde. Cuando por fin despertó, encontró junto a su almohada una nota de su esposa: Salí de compras, regreso en la tarde. La leyó con nostalgia y se quedo acostado mirando fijamente el teléfono que estaba en la mesa de noche, después de unos segundos lo tomo para llamar a Juanma, este le contesto de forma natural, no se inmuto por el hecho de que esta noche, traicionaría a alguien que había depositado toda su confianza en el. Hablaron unos minutos y la habitual conversación terminó con un “te quiero hijo”, departe del Licenciado.
Las horas pasan y el Licenciado se mantiene ausente todo el día, sus hombres tienen la impresión de que algo le perturba, pero nadie le pregunta nada. Todos saben que admitir que tiene un problema tan grande como para no poder encargarse de sus negocios es una señal de debilidad que el jamás se permitirá mostrar. Cuando llegue al negocio principal pasara directo a su despacho, lugar en que generalmente se retira a tomar las decisiones importantes. Tomara asiento en su sillón ejecutivo acompañado por una botella de vino, un habano y su teléfono celular, enviara un mensaje, se servirá un trago y se sentara a esperar respuesta.

Ya son cerca de las dos de la mañana. El camino hacia la casa de verano es considerablemente largo. El taxista aun no ha llegado y ya esta arrepentido de haber tomado aquel pasajero ¿A quien se le ocurre montar a estas horas a una mujer que esta sola en medio de la carretera con una maleta en mano la mano?

Elena, sentada en el asiento trasero, esta al borde de un ataque de nervios, pues no se ha comunicado con Juanma desde hace tres días. Se pregunta que será de ella si le ha pasado algo. Habían sido cautelosos pero el Licenciado siempre esta bien informado. Solo se escuchó el ruido del motor en la carretera hasta que de repente el sonido del teléfono rompió el silencio. Del otro lado Juanma por fin envía señales de vida. Estaba bien, esperándola tras la puerta en la casa de verano. Al saber esto la mente de Elena queda libre de toda duda, mañana será el mejor día de su vida. Al llegar al lugar indicado le pasa al malhumorado taxista la suma acordada, baja de auto y lo ve alejarse a toda velocidad. Camina despacio hasta la puerta y se detiene a pensar un segundo en todo lo que ha pasado en la vida que esta a punto de dejar atrás. Suspira profundo y aprieta la cerradura que la llevara a una vida nueva.

El taxista que solo había recorrido unos trescientos metros escucha un terrible estruendo que sacude el auto que va conduciendo. La carretera, que hace un segundo se presentaba como una gran penumbra frente a el, ahora se puede ver con toda claridad, algo ha iluminado la noche oscura. Al mirar por el retrovisor se da cuenta que a su espalda aun se ve un resplandor. Parece que ha habido una explosión.

A unos cien kilómetros del lugar, el Licenciado sigue sentado en el mismo sillón. Su paz se ve interrumpida por el sonido del teléfono que vibra junto a dos botellas de vino completamente vacías. Es un mensaje de texto. Solo dice “El trabajo esta completo”. Al mirar esto se sirve la última copa y enciende el habano. Toma una profunda bocanada y la exhala despacio. Se reclina a ver como se aleja el humo en la noche más triste de su vida. Había perdido a la mujer que amaba y al hijo que nunca tuvo en un trágico accidente con el gas en su casa de verano

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