martes, 21 de diciembre de 2010

La luna - Jaime Sabines



La luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas

Antologia poética - Jaime Sabines.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pensamiento Ambulante I.

“… porque amores que matan nunca mueren. “

Aunque trato de condenarlo al olvido termino recordando que tiene razón cuando escribe. Me gusta el artista español.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los efectos del alcohol en el control de los impulsos.

Había tomado. Mucho... Demasiado. Y llevaba meses evitando hacerlo porque incluso estando sobrio pensaba constantemente en escribirle y sabia que estando bajos los efectos del alcohol no podría controlar esos impulsos. Tenía razón. Ahí estaba, tumbado en una cama que parecía moverse y escribiendo un mensaje largo y a la vez confuso. Confuso porque palabras como “te quiero” y “regresa” no suelen hacerse acompañar de otras como “estoy harto” y “a la mierda”, y en este caso lo hacían. Después de varios minutos ya había terminado de escribir todo lo que tenía en mente y estaba preparado para enviar el mensaje que probablemente volvería a ponerlo todo de cabeza.

Al amanecer del siguiente día desperté con el tan acostumbrado malestar post borrachera y sin la menor idea de lo que había sucedido en las ultimas doce horas. Solo sé que de alguna forma había llegado hasta la casa y al parecer me había quedado dormido con el teléfono móvil en la mano antes de poder enviar un mensaje muy extenso y ambiguo.