miércoles, 1 de junio de 2011

Entropía


Harto de ilusiones, búsquedas, equívocos y decepciones, decide construir una mujer a su medida.

Estudia durante una década, hasta que consigue licenciarse en cirugía y magia negra. Emplea otras dos en merodear depósitos, cementerios y colisiones múltiples, a la caza de órganos sanos y perfectos. Gasta un lustro más en acondicionar y electrificar la torre que heredó de su bisabuelo.

Merece la pena: en cuanto se dispersa el humo y el cuerpo deja de convulsionar, la que se levanta es la mujer que tiene dentro de sus sueños, silueta pálida y rotunda, ojos azul glacial, labios carnosos que apenas se entreabren para decir:

—Lo siento: no me atraes. 


Fernando Remitente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario