lunes, 21 de junio de 2010

No a la dependencia

Resulta prácticamente imposible determinar el momento preciso en que adopto su típico modo de pensamiento, sin embargo tenia sus extrañas teorías. Defendía la idea de que su necesidad de independencia provenía de un fallido intento de superar el trauma del nacimiento; que durante las cuarenta semanas que estuvo en aquel hotel intrauterino se acostumbro a no necesitar de la ayuda de nadie. Incluso afirmaba con total seguridad que durante su periodo lactante nunca lloró por tener hambre o estar sucio, decía que lloró por la sensación de impotencia que le producía el no poder solucionar sus problemas el mismo. Y así se mantuvo durante su infancia, adolescencia y gran parte de su vida adulta, ondeando la bandera de la independencia extrema, con la ermitaña idea de no necesitar a nadie más en su vida. Esto fue así hasta que aquella joven estudiante de filosofía y letras le hizo abrir los ojos. Veamos si puedes obtener una sensación como esa por tus propios medios – le dijo, justo después de aplicarle un beso de esos que nos dejan sin aliento.

Ahora se le puede ver por las calles con cara de idiota siguiendo los pasos de aquella mujer como si llevara una cadena del cuello. Cuando me topé con el, después de años sin verlo, le pregunte qué había sucedió con aquel hombre que conocí hace tanto tiempo. Esquivando mi mirada e intentando disimular una sonrisa me dijo: fíjate, la dependencia no es tan mala después de todo.

4 comentarios:

  1. La dependencia no es tan mala tio

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  2. Si, pero para descubrir eso hay que vivirlo carnal.

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  3. ES UN POCO DIFICIL LOGRAR SER DEPENDIENTE, PERO ESTO ME AYUDARA MUCHO A ALCANZARLA!!

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  4. Gracias por la visita LADY. Espero volver a verla por aqui

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