domingo, 27 de junio de 2010

Velocidad relativa.

Mi madre siempre me dijo que debía ser agradecido con los dones que la naturaleza había apartado para mí. Si te hubiese querido con alas, con alas hubieses nacido – me decía, como a modo de consuelo. La verdad nunca me hicieron falta sus conejos, yo era un tipo feliz con la vida que llevaba. Si bien tenía que andar con mi casa a cuestas, mi única preocupación era tener que buscar una más grande cuando la actual me resultara demasiado pequeña; y una casa mas grande siempre aparece. A fin de cuentas, todos tenemos que pasar por eso.


Yo era un tipo feliz viviendo entre caracoles e ignorando la existencia de otras formas de vida, hasta que llegaron esos tipos extraños, con su tamaño colosal y una su velocidad increíble. Nos pasan por el lado y nos miran de reojo como si no fuésemos nada comparados con ellos, y es que realmente no lo somos. Ahora que sé cual es la posición que ocupamos en este mundo tan hostil siento que la vida de caracol es demasiado peligrosa. Necesito ser más grande, más fuerte, más rápido. Ya no quisiera ser caracol, quiero ser como esos tipos. ¡Quiero ser una tortuga!

lunes, 21 de junio de 2010

No a la dependencia

Resulta prácticamente imposible determinar el momento preciso en que adopto su típico modo de pensamiento, sin embargo tenia sus extrañas teorías. Defendía la idea de que su necesidad de independencia provenía de un fallido intento de superar el trauma del nacimiento; que durante las cuarenta semanas que estuvo en aquel hotel intrauterino se acostumbro a no necesitar de la ayuda de nadie. Incluso afirmaba con total seguridad que durante su periodo lactante nunca lloró por tener hambre o estar sucio, decía que lloró por la sensación de impotencia que le producía el no poder solucionar sus problemas el mismo. Y así se mantuvo durante su infancia, adolescencia y gran parte de su vida adulta, ondeando la bandera de la independencia extrema, con la ermitaña idea de no necesitar a nadie más en su vida. Esto fue así hasta que aquella joven estudiante de filosofía y letras le hizo abrir los ojos. Veamos si puedes obtener una sensación como esa por tus propios medios – le dijo, justo después de aplicarle un beso de esos que nos dejan sin aliento.

Ahora se le puede ver por las calles con cara de idiota siguiendo los pasos de aquella mujer como si llevara una cadena del cuello. Cuando me topé con el, después de años sin verlo, le pregunte qué había sucedió con aquel hombre que conocí hace tanto tiempo. Esquivando mi mirada e intentando disimular una sonrisa me dijo: fíjate, la dependencia no es tan mala después de todo.

domingo, 20 de junio de 2010

El sapo más famoso.

En la época medieval solo un sapo era conocido en todos los reinos. Freddy Frog había salido de la comodidad de los charcos para dedicar su vida a la escritura y gracias a él, cientos de miles de sapos pudieron realizar sus sueños de ser besados por los dulces labios de las princesas que al escuchar las maravillosas historia de Freddy salían en busca de los reptiles, convencidas de que uno de estos podría ser el príncipe azul que tanto había esperado.

lunes, 14 de junio de 2010

Tres cosas antes de morir

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro. Podía morir tranquilo. Sin embargo cuando le llegó la hora se dio cuenta que jamás había viajado en barco, ni había escalado una montaña, ni se había emborrachado con tequila, entonces se puso en campaña para hacer esas tres cosas antes de morir. Las hizo en poco tiempo y ya en su lecho de muerte cayó en la cuenta de que jamás había cazado un tigre, ni había buceado en aguas cristalinas, ni le había cantado una canción al oído a una muchacha. Se levantó de un salto y salió corriendo. Un tiempo después estuvo a punto de morirse pero recordó que nunca había comido helado de chocolate en la mañana, ni había arrojado flores al río, ni había cantado ópera bajo la ducha.

Dicen que anda haciendo cosas increíbles por el mundo. Sólo tres cosas más antes de morir, dice y sigue viviendo.

By Sandro Centurión at minificciones.com.ar

sábado, 12 de junio de 2010

Contigo (Entre lineas)

Contigo.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
...............................................................................................................
Contigo (Entre lineas)

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.


Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres [aunque]
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

domingo, 6 de junio de 2010

Crónica de los sucesos que nunca tuvieron lugar.

Es la enésima vez que me dispongo a escribir este mensaje y por fin lo he conseguido, está terminado: “Sé que no debería escribirte, ni buscarte, que debería alejarme y darle tiempo al tiempo para que podamos olvidarnos; sí, lo sé, pero no me importa… Te extraño”. Perfecto, después de quitar y poner palabras, cambiarles el orden y resumir las ideas, he logrado poner todo lo que hay en mi cabeza dentro de un mini-mensaje de 28 palabras. Por desgracia nunca lo recibiste, quizá porque nunca lo envié; y es que yo, quien lo ha escrito, ni siquiera existo. Soy un personaje ficticio, fruto de la imaginación de un hombre muy testarudo.