domingo, 30 de mayo de 2010

Días de juerga

Han pasado tres días desde la última vez que lo vi. Estas “saliditas nocturnas” son habituales en él, así que ya ni me molesto en preocuparme. Últimamente esto es ha convertido en un hotel al que solo viene a comer y dormir de vez en cuando. Parece estar viviendo al extremo la juventud que le queda, deambulando por el mundo, comiendo lo que encuentra y acostándose con la que se deje. Cuando necesite un descanso regresará como lo ha hecho otras veces: mojado, sucio, herido y cojeando. Entrará por la puerta trasera, comerá algo y usara su caja de arena para luego acostarse sobre el sofá. Mirará a su alrededor y se sentirá orgulloso de lo bien organizada que está su casa, porque estoy casi seguro de que, al igual que Lúculo, el gato de mi amigo español, el cree que esta es su casa y yo su animal de compañía.

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