martes, 13 de abril de 2010

Bocanadas.

Camino bajo la discreta lluvia en medio de una larga noche. Desde mi mano izquierda, con su luminosidad, un cigarrillo anuncia mi llegada a lo lejos y a la vez marca mi primer contacto con el tabaco. Una experiencia interesante, mas por la relajación que produce el observar el humo mientras se aleja que por la invasión de nicotina en mis pulmones.

Por fin he llegado hasta el edificio en el que se encuentra su departamento. Subo las escaleras hasta el segundo piso y me detengo frente a su puerta. Inhalo el humo y dejo salir la última bocanada mientras repaso el plan. Tocaré a su puerta y ella me abrirá, le diré que soy un idiota y le pediré que me perdone, que olvide todo lo que dije y que recoja sus cosas para volver conmigo a casa. Ella sacará la maleta que ya tiene preparada y regresaremos juntos al lugar del que jamás debimos haber salído. Si toco y no abre la puerta, encenderé mi segundo cigarrillo y regresaré cabizbajo al agujero del que salí esta mañana.

El humo ha desaparecido. Toc-toc.
Veamos que sucede…

2 comentarios:

  1. jajaja viejo te dire lo que pasara; el pana entrara a la casa y le dira todo lo que tu acabas de comentar, pero justo al momento de ella darle una respuesta pasaran a dar anuncios... cual telenovela del canal 5.

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  2. Soy un artista incomprendido.

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