El artista da riendas suelas a sus instintos en una noche sin luna, dentro de una pequeña habitación con grandes ventanales. Óleos, pinceles, disolventes, secativos, aglutinantes, telas, inspiración. El despecho, apatía femenina, cruel soledad y música psicodélica, alcohol. Las luces de la ciudad marcan la pauta, trazos fuertes cargados de furia, pinceladas gruesas, matices confusos, sube la marea e inundan el espacio con colores palpitantes. Pintura en los dedos, manchas en las paredes, en el piso, en el techo, éxtasis, su primer orgasmo.
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