martes, 1 de febrero de 2011

Recaida Vespertina.

Creí que seria un día tan normal como cualquier otro y por poquísimo tengo razón, si no hubiese sido porque aquella tarde el tiempo se detuvo. Eran poco más de las 6:00 cuando sin razón todos se quedaron tiesos. Todos, incluso el Cocker Inglés de la Sra. Gretchen, que se quedó rígido mientras corría en el patio y los pajaritos del Sr. Willson, que se quedaron suspendidos en sus jaulas, todos, salvo yo, fueron víctimas del fenómeno.

Salí de la residencia para comprobar si se trataba de una broma pesada o en busca de alguien mas que haya sido excluido de la fiesta de enajenación. Busque por todos lados y mientras lo hacia observe muchos pequeños detalles que suelen pasar desapercibidos cuando el reloj esta en movimiento, detalles tan minúsculos que solo podrían ser observados con la ayuda de algún aparato especializado y otros que ni siquiera por estos, como el miedo escondido tras la furia que expresaban los ojos de aquella mujer.

Camine y camine sin parar durante lo que según yo fueron días, es difícil estar seguro, hasta que me sorprendió a lo lejos una silueta en movimiento. Corrí y le grité hasta que pude alcanzarlo. Era un hombre entrado en edad que empujaba una carreta con varios tanques de aceite. Le pregunte qué a donde iba. "No ve que el mundo se ha vuelto a detener" me dijo indignado, "Voy al pozo sin fondo que está en las afueras de la ciudad para engrasarlo de nuevo y hacer que todo vuelva a la normalidad. Le recomiendo que regrese cuanto antes al lugar del que vino para que las personas que dejó no se lleven un susto pensando que ha desaparecido”. No tenía a nadie esperándome, pero igual le hice caso y partí. Extraño la rutina que tanto odiaba, la gente con la que nunca hablo y la comodidad de mis paredes acolchadas.



2 comentarios:

  1. Caramba que exquisita desnudez de la imaginacion! sin duda alucinante....

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  2. Cosas que nos pasan a todos en un dia cualquiera. Gracias por la visita

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