- ¿Qué escribes? –Pregunto con notable curiosidad mientras trataba de leer por enzima de su cabeza.
El contesto de la forma más natural posible: -Nada.
- ¿Cómo que nada? ¿Por qué tienes la letra tan pequeña? No puedo leer nada desde aquí. Vamos muéstrame lo que has escrito.
- Ya te dije que no escribo sobre nada en específico.
- Tú siempre con tu misterio ¿Por qué nunca me quieres mostrar lo que escribes? ¿Qué acaso temes a lo que pueda descubrí?
- ¿Mujer de que estas hablando? Simplemente escribo cosas que pasan por mi cabeza ¿Qué quieres de mí?
- ¡Ya! esta bien, te dejare solo y no me meteré en tus asuntos.
Es la primera vez que piensa que ‘‘Nada’’ le traerá un dolor de cabeza
Eso suele suceder...
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