martes, 11 de enero de 2011

Post apocalipsis.


Aquella mañana el mundo no lucía como todos lo conocemos. Las calles estaban repletas de escombros y cuerpos amontonados por doquier; pocos podían mantenerse en pie. La noche anterior fue tan ruidosa que nos hicimos la idea de jamás volver a percibir un silencio tan sepulcral como el que rodeaba aquellos hombres que se movían recostados mutuamente, intentando alejarse del sol que calcina la piel al contacto. Al llegar bajo un árbol cercano se acostaron en el piso y uno dice: Lo logramos compadre, pero eso si, le juro que en mi vida vuelto a tomarme un trago de alcohol.

martes, 4 de enero de 2011

Malas noticias.

En medio de un valle ubicado en lo más profundo de la antigua china habita el gran maestro Oogway. Sus años de profunda meditación dieron como resultado el nacimiento del Kung Fu y le otorgaron la habilidad de ver mas haya que las personas que le rodean; como es el caso de Chifu, su alumno, con quien acostumbra debatir utilizando máximas irrefutables.

Un día Oogway tiene una premonición en la que visualiza como Tai Lung escapa de la prisión de máxima seguridad en la que se encuentra encerrado y destruye la aldea en busca de venganza. Al escuchar sobre esto, presuroso, Chifu decide enviar un ave mensajera a la prisión de Chorh-Gom ordenando reforzar la ya “infalible” seguridad. En respuesta Oogway se limita a decir “Uno suele hallar su destino en el sendero que toma para evitarlo”.

Varios días después, el aleteo del ave que regresa de la montaña perturba la tranquilidad de Chifu. Que bueno que has regresado – dice al verla posarse en el suelo – necesito buenas noticias. Pero no las obtuvo. Resulta que Tai Lung había escapado sin utilizar nada más que la pluma de un ave mensajera para abrir la cerradura. Al recibir la primicia Chifu sale despavorido hacia donde se encuentra su maestro y le dice:

– Maestro tengo malas noticias.
– O Chifu, no hay noticias malas o buenas, solo hay noticias – responde con un tono de padre protector.
– Tai Lung ha escapado – dice horrorizado.

Con una cara de asombro y acompañado del tono sereno y pausado que le caracteriza el maestro Oogway responde: Esas son malas noticias.