viernes, 20 de noviembre de 2009

Un trago con la muerte

Aquella noche la muerte toco a mi puerta y yo, muy amablemente, le invite a pasar y le ofrecí un trago. Esta, con cara de estar más sorprendida que agradecida, lo acepto gustosamente mientras se sentaba en la mesa que yo le había señalado. Eres el primero en muchos siglos que me ha recibido con tanta calma – me dijo, mientras se servía un trago del mejor de mis whiskys – ¿a que se debe?

Con calculada y fingida serenidad le dije que no se trataba de algo en especial, que suponía que llevaba en este negocio más tiempo del que yo podría llegar a comprender y que no pretendía ser el primero que lograra engañarlo.

Como por efecto automático de mis palabras, esbozo una mueca que parecía ser una sonrisa, se sirvió otro trago y me dijo – Se lo que estas tramando, quieres que te de tiempo de organizar tus cosas, pues eres consciente de que tu vida no ha sido la mas organizada de todas. Se que no le tienes miedo a la fría y solitaria muerte, pero te aterra saber que tus seres queridos sufrirán por tus descuidos. Sabias que vendría por ti y no has sabido vivir tu vida. Siempre tan ocupado que no pudiste sacar ni un mísero segundo para ver crecer a tus hijos, para querer a tu esposa, para llamar a tu madre. A tus 45 años has alcanzado el éxito profesional y económico pero vives rodeado de personas que no te conocen.

Al escuchar estas palabras estuve a punto de llorar como un niño. Afortunadamente la muerte me detuvo diciendo – Conocía de antemano tu tonto plan para ganar algo de tiempo y me he adelantado un poco. Aun no es tu momento, tienes una última oportunidad. Acto seguido me dio la espalda y e inicio su partida.

Sin poder creer lo que estaba escuchando, busqué fuerzas para articular algunas palabras y le pregunte, en un todo apenas entendible ¿Por qué lo has hecho?

Al escuchar mi pregunta, volteo el rostro y con la misma mueca en la cara me dijo – No es por ti compañero. Supe de tu plan y necesitaba un trago.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Virgilio Diaz Grullon

Icaro
Hizo aquel día lo que desde muy niño había siempre deseado hacer sin atreverse jamás a realizarlo: lanzarse al vacío desde la ventana de su apartamento de un sexto piso. Tal como lo había anticipado, extendió los brazos y voló con gracia y sin ninguna dificultad en las inmediaciones de la ventana abierta. Planeo con elegancia sobre la copa del almendro arrancándole al desgaire algunas hojas. Evadió con pericia los alambres del tendido eléctrico. Ejecuto variadas maniobras de vuelo aprovechando las corrientes de aire y luego, a los tres segundos exactos de iniciar su viaje, se estrello violentamente sobre el pavimento de la calle como una fruta podrida.
La verdadera Pesadilla
Esa mañana, cuando se colocó frente al espejo para afeitarse y no vio el reflejo de su cara, comprendió que estaba muerto desde la noche anterior. Hizo un esfuerzo para reconstruir los detalles del accidente pero sólo recordaba el horrible chirrido de los frenos del auto y el ruido espantoso del choque.

Entonces volvió a acostarse porque pensó que la posición lógica de un cadáver es la horizontal. Tan pronto lo hizo se durmió profundamente y soñó que estaba vivo y mirándose al espejo en el cual su rostro se reflejaba con exactitud. En ese instante pensó que su experiencia anterior había sido sólo una pesadilla, pero estaba totalmente equivocado: su verdadera pesadilla recién comenzaba.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Quien le conoce sabe...

Y los que no lo conocen del todo pueden pensar que es el más común de todos los tipos. Pero a los que por decisión o necesidad les ha tocado vivir la vida cerca de el, saben que tan lejos de la realidad están estos. Todos saben que:

Le gusta mirar el sol de frente

Y escribir historias sin sentido

Y escuchar música “extraña”

Y perseguir metáforas de ensueño

Y sentir la arena en los pies

Y el olor a sal que hay en su ropa

Y conducir sin conocer su destino

Y ejecutar maniobras evasivas, burlar sus defensas y quitarle un beso

Y no saber si ese será el último

Y el silencio que le sigue a un “te quiero”

Y hacer listado de las cosas que le gustan